Quiero que sepas que te he echado de menos, a ti que me dejas un comentario en el post cada semana, o a ti que me escribes al mail con cariño, o a ti que gusteas en redes sociales. Por todo esto, me sentía mal cuando pensaba que te tenía abandonad@. Es un placer compartir un trocito de mí cada semana, de verdad, preparo con mucha ilusión cada post y me encanta recibir vuestro feedback. Y como dice Amaral: sin ti, no soy nada ;).
De la noche a la mañana, la vida te plantea cambios que no esperas o que, aunque tal vez los hayas sopesado en algún momento, no esperas que lleguen en forma de tsunami y que la corriente te arrastre como a María Belón, sin saber si saldrás sano y salvo o sobrevivirás con diferentes secuelas. Porque nadie sale ileso después de un tsunami, ¿no es cierto?. Y en eso estamos, en intentar encontrarle a cada día su afán, que no es poco.
Siempre he dicho que la fotografía me ha salvado en muchos momentos complicados y esta vez no iba a ser menos. Hace unos días me llamó Ana para que le hiciera una sesión con su hijo Samuel. Prometo que he llorado de emoción cuando vi el resultado. Es tal el feeling que hay entre ellos...que...no sé cómo describir las sensaciones vividas.
Su historia personal es preciosa. Llevan 13 años juntos los dos solos y no se han fallado el uno al otro en ningún momento. Da gusto verlos. Los hijos que se crían solos con sus madres establecen unos lazos irrompibles en la mayoría de ocasiones y ellos son un vivo ejemplo de que esto es cierto.
Te dejo con este atardecer precioso en La Cala del Moral, espero que tú también me hayas echado de menos y ¡a pasarlo muy requetebien en Semana Santa!.
Nos vemos a la vuelta.
Besos
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