Hoy vengo viajera, estudié Turismo pensando en que mi futuro iba a pasar por recorrer el mundo, y al final, he viajado un montón, pero de forma virtual..;)
Siempre me atrajeron las publicaciones de viajes, aquéllas portadas de lugares paradisíacos me hicieron fantasear con la idea de poder trabajar algún día para Condé Nast Traveller viajando around the world como Julio Verne.
Como el cine es otra de mis grandes pasiones, después de ver Los puentes de Madison, la fotografía aún me atrajo más, pero, tengo que reconocerlo...no sé si fue el trabajo de su protagonista por el que sentí atracción o por la historia de amor que viven Robert y Francesca (Clint y Meryl), ¿quién no ha llorado viéndola a ella a punto de 'tirarse' del coche de su marido para largarse con el amor de su vida? ¡Ay...! Yo la he visto mil veces...:))
Pero hoy no vengo para hablar de ningún paraíso, ¿o sí? Parece un lugar recién salido de un cuento de los hermanos Grimm, aunque también podría ser un sitio perfecto para que Ángela Lansbury encontrara al asesino de cualquier homicidio. Sus callejuelas de piedra, en otoño, y, sobre todo en la noche, imponen bastante respeto, a veces, incluso dan un poco de miedo.
Había oído hablar muy poco de Cuenca, más allá del famoso crimen o algún chiste por ahí de un concejal...(no se enfaden los conquenses, por favor), así que aprovechando que un amigo se casaba, decidimos pasar el fin de semana en esta tierra y, en resumen, puedo decir que me ha parecido un lugar precioso, maravilloso, un sitio para la reflexión, para oxigenarte, que aúna historia y naturaleza en estado puro. Y, cómo no, también para engordar, qué platos más exquisitos aunque lo más típico, el morteruelo (una pasta hecha de vísceras...arghhhh), la verdad no me gustó nada, pero el resto está para mojar pan.
En resumen, si estás pensando en hacer una visita a Cuenca, totalmente recomendable.
¿Me cuentas cosas que te hayan gustado de Cuenca? ¿O es tu gran desconocida?
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